blog de Rebeca Martín Gil

lunes, 16 de abril de 2018

José, la mujer de Putifar y su eco en la tradición literaria



Aquí podéis leer mi artículo sobre el personaje de José (el apuesto interpretador de sueños del Antiguo Testamento) o Hipólito (el hijastro de Fedra en la mitología griega) en la tradición literaria. 

En la imagen, el cuadro de Guido Reni "José con la esposa de Putifar" (s. XVII).


jueves, 4 de enero de 2018

Portugal a principios del siglo XIX - Laura Permon (duquesa de Abrantes)


Laura Permon (1784-1838), casada en 1800 con Junot, más adelante duque de Abrantes, acompañó a su marido como embajador en la Península Ibérica. 
En esta obra nos describe la sociedad portuguesa de principios del XIX, sobre todo las poblaciones de Lisboa (el centro y la zona residencial de Marvila), Coimbra (la universidad y la Quinta de las Lágrimas), Sintra (con su frondosa vegetación y sus palacios) y Queluz (donde estaba el palacio real). 
Compara constantemente España, país que ya conocía, y Portugal: 
"Cuando nosotros llegamos no se conocían las chimeneas en Portugal, y la aversión que los portugueses tenían y siguen teniendo por los españoles hacíales rechazar los braseros, de manera que en invierno (...) sufríamos con la humedad fría ocasionada por la lluvia abundante que cae por espacio de dos meses."

Sobre las diferencias entre portugueses y españoles, prosigue, en este caso refiriéndose al lenguaje: 
"En España el lenguaje es como el hombre: entonado, grave, gutural, robusto. En Portugal es un ligero silbido labial, una palabra breve. En España, expresiones elegantes, frases quizá un poco largas, pero siempre dignas. En Portugal, una dicción más entrecortada. 
En Badajoz, desde luego, nadie habla portugués. En Elvas tampoco nadie habla español. La distancia entre las dos ciudades no es sino de media legua, pero existe un camino que el rencor ha hecho muy largo entre los dos países y que nunca es acortará."

También distingue la economía de España y Portugal, dos países que, pese a su vecindad, parecen haber vivido de espaldas durante siglos: 
"Y en todas partes actividad, en todas partes industria, lo mismo en dichos pueblos que en los alrededores inmediatos y los arrabales de Lisboa.
En esto se diferencian mucho Portugal y España, donde sólo se nota un movimiento industrial parecido en Cataluña y en un espacio del litoral andaluz."

La duquesa de Abrantes se encuentra con una capital todavía marcada por el terremoto de 1755:  
"En la llanura todo se vino abajo. En las pendientes de las montañas las calles permanecieron incólumes. Y como los teatros estaban entonces en la llanura, los clérigos dijeron, en sermones vehementísimos, que la cólera del Señor había caído sobre esos monumentos del pecado. A lo que replicó Pombal preguntándoles por qué el temblor de la tierra había respetado el barrio de las mujeres públicas, donde no se cayó ni una sola teja."
El anticlericalismo de Laura Permon no aparece únicamente en esta cita, sino que va impregnando toda la obra, permitiendo al lector conocer su carácter liberal. 


La duquesa nos muestra quiénes son sus principales amistades en Lisboa (entre ellos el hijo del marqués de Pombal, que le cuenta anécdotas vividas por su padre), así como quiénes no gozan de su aprobación. Entre ellos, destaca la princesa del Brasil, Carlota Joaquina de Borbón, hermana de Fernando VII, a quien caricaturiza cruelmente tanto por su físico (además de ser poco agraciada, tuvo un accidente montando a caballo que le dejó una cojera de por vida) como por su carácter (parece ser que en el palacio de Mafra no disimulaba su promiscuidad y tampoco escondía una mala relación con su madre y su cuñada). 

Escribe desde la nostalgia, fallecido ya su marido (se suicidó en 1813) y agobiada por las deudas. Recuerda una Portugal esplendorosa, llena de quintas y fiestas, antes de que su marido fuera derrotado por los ingleses en 1808 y tuviera que volver a Francia, empezando a tener problemas de salud mental. Permon murió totalmente arruinada, y las pompas fúnebres hasta el cementerio de Montmartre fueron sufragadas por fieles amigos.  

miércoles, 27 de diciembre de 2017

No cantaremos en tierra de extraños - Ernesto Pérez Zúñiga


Ernesto Pérez Zúñiga dedica, entre otros, este libro a Carlos García Gual, “que me impulsó a regresar a la épica”. Efectivamente, nos encontramos ante un “nostoi”, un poema épico de regreso, si bien aquí los héroes no regresan de la guerra de Troya, sino que son dos españoles vencidos en la Guerra Civil que vuelven en 1944 desde el exilio.
Por un lado, está Manuel Juanmaría, anarquista andaluz, que, como Ulises, vuelve a su tierra para recuperar a su mujer (Ángeles) y su hija (Beatriz). Sin embargo, Ángeles no ha estado este tiempo tejiendo a la espera; tampoco ha sido deliberadamente infiel, como la esposa de Agamenón, sino que se ha visto obligada a juntarse con el terrateniente Cañoncito Pum, al que no ama, viviendo con este, su madre y su hermosa hija. Por otro, Ramón Montenegro, navarro, hijo de carlista, que se enfrenta a unos padres muertos en su tierra natal. De hecho, al encontrar los huesos de su padre decide enterrarlos junto a los de su madre, y Ramón lleva estos huesos en un saco durante todo el viaje, esperando el momento propicio.
La novela está llena de guiños literarios: a Cervantes (novela itinerante y circular), a Valle-Inclán (en la figura de Montenegro), a Zorrilla (el enamorado de la hija de Cañoncito Pum es un torero llamado “el Tenorio”), a la Biblia (salmos), a Bécquer y a Dante (en el nombre de la pequeña Beatriz)… E incluye personajes reales como el novelista y dramaturgo Max Aub.

No cantaremos en tierra de extraños nos permite acceder, a través de sus voces, a los pensamientos y obsesiones de cada personaje. Se trata de un brillante alegato al amor y a la lucha por lo que uno cree, con pequeñas pinceladas de humor. 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Un cangrejo en una caja cuadrada

El poeta William Carlos Williams defendió el metro variable frente a la regularidad métrica. Esta liberación de los corsés supone un reto para cualquier profesor, cuyos alumnos suelen ser reacios no solo al verso blanco o libre, sino a la rima asonante. 


La imagen con la que mejor plasmó su sensación de rigidez de la métrica tradicional es la del cangrejo en una caja. Williams admite odiar los sonetos y los compara con introducir un cangrejo en una caja cuadrada. Uno tiene que cortar sus piernas para que entre bien. Si finalmente lo consigue, lo que hay dentro ya no es un cangrejo. 

Aunque en nuestra literatura gozamos de sonetos que suenan naturales (basta acercarse al "Soneto de repente" de Lope de Vega o a "Alfa y Omega" de Manuel Machado, por poner solo dos ejemplos), desde que leí esta comparación de W. C. Williams no puedo evitar, cada vez que me enfrento a un poema de catorce versos, preguntarme si el cangrejo estará o no entero dentro de las paredes de la caja cuadrada. 

jueves, 27 de abril de 2017

Guapos y pobres - Alfredo Ruiz



Este libro apareció en 2004, de la mano de la desaparecida Ático Ediciones. Lleva por subtítulo "Retrato de una nueva clase social". Pasó del papel al escenario y en 2015 se representó en forma de musical.

"Guapos y pobres" está a caballo entre la crónica y la ficción. El autor describe a varios personajes jóvenes residentes en Barcelona en un momento en que parecía que la economía iba bien para todos. Sin embargo, los protagonistas de este libro, algunos de ellos con estudios universitarios, sobreviven con trabajos precarios, alquileres elevados, hipotecas difíciles de pagar... Pertenecen a esa generación que se bautizó como "mileurista" y que, pasados más de diez años, tristemente algunos miran hasta con nostalgia. 

Quedaría por saber el futuro de cada una de estas personas: si ya eran frágiles cuando parecía que estábamos en los primeros puestos de la economía mundial, ¿cómo les habrá golpeado (o no) la crisis?


Relats d'amor - ya disponible


Ya está disponible el libro "Relats d'amor" (Silva Editorial), donde colaboro con "El despertar".



martes, 14 de marzo de 2017

Cenizas - Nicolás Muñoz



El cineasta Nicolás Muñoz (Madrid, 1962) obtuvo por esta novela el IV Premio de Novela Javier Tomeo en 2008.

En esta dura novela, Óscar, un exitoso hombre casado y con un hijo adolescente, observa desde las ventanas de su casa el incendio y destrucción del rascacielos Windsor. Paralelamente, todo aquello que parecía tener controlado en su vida empieza a desmoronarse a la vez que él no consigue olvidar la imagen del edificio en llamas. Observamos cómo le afecta la crisis de los cuarenta, la poca comunicación que tiene con su hijo y cómo su matrimonio tampoco es ejemplar.


Nicolás Muñoz aborda en Cenizas tan espinosos como la violencia de género o el acoso escolar. No solo asistimos al presente de Óscar, sino que recuerdos que le hacen sentir culpable de su paso por la mili conviven con la constante imagen del Windsor ardiendo. La novela avanza, acelerándose en cada página, atrapando al lector en una espiral de destrucción que parece que vaya a acabar con todo.