blog de Rebeca Martín Gil

jueves, 1 de septiembre de 2016

La isla de San Borondón - Julio Salvatierra



El dramaturgo granadino Julio Salvatierra se basa en la leyenda de la isla de San Borondón, según la cual hay una isla canaria que aparece y desaparece, para construir una fábula teatral para niños. De hecho, la obra (2008) está dedicada a su sobrina Claudia.

Claudia es el personaje principal de esta pieza, junto a su abuelo Cecilio. Salvatierra mezcla estos dos personajes humanos, representantes de sus respectivas generaciones, con seres fantásticos, pertenecientes al mundo de la isla y con ecos de Alicia en el país de las Maravillas.

El abuelo es un pescador solitario que se resiste a adaptarse a los nuevos tiempos y su nieta se aburre pescando con él; apiadándose de los peces que su abuelo consigue, los lanza de nuevo al mar. Claudia es una niña sin amigos en el colegio. La madre únicamente aparece como voz en off, gritando, con prisa. Es una madre soltera, anclada en el mundo real, que trabaja mucho y que debe dejar a la niña con el abuelo.


Claudia asegura tener un amigo en San Borondón y su abuelo Cecilio le replica que eso no es más que una leyenda.  De modo que Claudia se ve obligada a llevarla a San Borondón y que él conozca esos seres fantásticas con que ella ha tratado. El personaje de Idaira, un drago sabio, afirma en la obra: “Los que nos visitáis venís solo de paso. San Borondón es un sueño que existe mientras estáis aquí, y luego se desvanece hasta que lo necesitáis de nuevo.” La isla se convierte, en el viaje que emprenden juntos nieta y abuelo, en ese lugar ficticio que necesitan que les acoja para huir de un mundo que les es extraño, hostil.